27 de marzo de 2010

Viaje, música y poesía

Una cosa lleva a la otra y aquí me tienen, viajando de nuevo con mi familia camino de Málaga.

Gran parte de los recuerdos que tengo de la infancia transcurren en el coche. Como malagueños afincados en Sevilla todas nuestras vacaciones, puentes y algún que otro fin de semana los pasábamos en Málaga.

Eran otros tiempos: podíamos ir los seis en un R8 sin temor a una multa, no existía la A92 sino una carretera que pasaba por todos los pueblos, el viaje duraba entre 3 y 4 horas (según la cantidad de camiones que te encontraras) en lugar de las 2 horas escasas que dura ahora, no había consolas ni dvd portáti, sólo el radio-casette del coche...

Seguramente todos habéis tenido la experiencia de sufrir niños aburridos en un coche: se empieza por aplicar codos cuando se considera que el de al lado está ocupando más espacio que el que le corresponde, se sigue por dejarse llevar por las curvas aplastando al compañero de viaje contra la puerta, después llegan los insultos por lo bajo, algún que otro pellizco... y así el conflicto va en aumento hasta afectar al sistema nervioso de los padres. Bronca.

Para evitar que estallara la bomba de relojería que suponía llevar cuatro niños sentados detrás, bien apretaditos, mis padres recurrían a juegos, a la radio y a la música.

Mi padre solía hacer un par de concursos simultáneamente durante el viaje. El de Geografía consitía en adivinar qué pueblo era el siguiente por el que íbamos a pasar (Alcalá de Guadaira, "El" Arahal, La Puebla de Cazalla, Osuna, Aguadulce, Estepa, La Roda de Andalucía, Fuente de Piedra, Humilladero, Mollina, Antequera y Casabermeja). En el de Agricultura había que adivinar qué se cultivaba en los terrenos por los que el coche iba pasando. Al contrario que el anterior este concurso tuvo poco éxito, hoy sé distinguir entre olivos, girasoles y el resto. No me pidáis más.

Y estaba la música... Los tiempos a los que me refiero eran los del andalucismo, los del 4 de diciembre y el 28 de febrero. Así, uno de los grandes éxitos en los viajes familiares de la época eran Los Romeros de la Puebla con su Viva mi Andalucía, viva mi pueblo...

Andalucía guapa
Gitana mujer morena
Despierta que eres libre
Gitana, de tus cadenas
¡Despierta!

También estaba Jarcha con su Libertad sin ira

Dicen los viejos que en este país
hubo una guerra,...

Pero, de entre todos los intérpretes seleccionados por mi padre, su preferido (y el mío) era Serrat

Apurad
que allí os espero si queréis venir
pues cae la noche y ya se van
nuestras miserias a dormir.

Y de todas las cintas de Serrat creo que la preferida por mi padre era la de Miguel Hernández. No sé si por su amor a la poesía o por escuchar a mi madre. "Tu dirás lo que quieras, Miguel, pero a mí Miguel Hernández me parece muy triste". "¡Anda ya, Mariquilla! ¡Cómo va a ser triste Miguel Hernández!", afirmaba esto mientras cantaba en alta voz

Umbrío por la pena, casi bruno,
porque la pena tizna cuando estalla,
donde yo no me hallo, no se halla
hombre más apenado que ninguno.

Quizá mi madre llevaba razón...

Tengo en casa, guardados de mala manera, buena parte de los libros y revistas de poesía de mi padre. Me gusta tomarlos al azar y abrirlos por alguna de las páginas que, aún hoy, están señaladas por él. Y leer. Y meditar acerca de qué estaría mi padre pensando cuando señaló esa página, cuál de los poemas (si hay varios en la página) era el señalado, por qué lo escogió... Supongo que se trata de una oración.

Hoy mi padre hubiera cumplido 67 años. Hace un mes mi familia me regaló el último disco de Serrat, dedicado a Miguel Hernández en el centenario de su nacimiento... Y ya ven, la música me llevó a la poesía, la poesía a los libros de mi padre, y la oración al coche y a los viajes familiares.

Y aquí me tienen, viajando de nuevo con mi familia camino de Málaga.

Dedicado a Miguel Ángel Olalla Mercadé, mi aliento, en el día de su cumpleaños.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Miguel, enciendo el portátil para ponerme la radio (y sentir España más cerca), antes entro en Facebook y leo tu entrada, que me lleva a esta...El nudo, nuevamente en la garganta...En mi caso, hace poco que fue el aniversario de mi padre, que nos dejó, su cumpleaños...A pesar de los muchos años, ha vuelto con intensidad. Gracias por compartir con nosotros tus sentimientos. Abrazos y disfruta de Málaga. Virtu

Pedro dijo...

Miguel: me uno al nudo de Virtu.
Mi admirado y amado Don Miguel, para el que todas las palabras son pocas(ojalá me esté escuchando desde cualquier parte),debió escribir (estoy seguro) poemas que dejaría escondidos en algún sitio (y que yo daría lo que fuera por leer), pero te dejó un reto: que te lances tú también a ese terreno de la poesía, que seguro destapará de ti enormes sentimientos (que las ecuaciones y las derivadas no pueden expresar). Yo sé que también lo harías genial.
Miguel padre y Miguel hijo: dos monstruos, tal para cual, el palo y la astilla.
Don Miguel, donde quiera que estés y me escuches... ¡Feliz Cumpleaños, maestro! Jamás te olvidaremos.

Rebelion

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